Un aspecto fundamental para el desarrollo de tu autoestima es la vinculación que tienes con tu cuerpo y uno de los elementos principales para tu equilibrio emocional es mostrar una actitud de aceptación y profundo respeto hacia ti mismo, es decir de autoestima

Tu conciencia te permite establecer diferencias entre cómo eres y como piensas que “deberías ser”. Entre cómo te comportas y como consideras que deberías hacerlo. Cómo te sientes y cómo crees que te tienes que sentir.

Por esta razón, esta capacidad tiene un lado positivo y otro negativo. El hacer consciente la diferencia entre cómo eres y cómo crees que deberías ser, te ayuda a visualizar un camino positivo que te dirige a la auto superación y la autoestima, en cambio hay veces que esta misma conciencia lejos de ayudar esclaviza.

Querer cambiar no es negativo, sino que depende de dónde te nace este impulso, si lo haces desde el rechazo o desde la aceptación incondicional de lo que ya seres.

Lo que hace que la dualidad entre lo que eres y lo que te gustaría ser se convierta en un acicate para tu desarrollo personal por tanto es la autoestima, la actitud de aceptación incondicional y respeto en relación a todos y cada uno de los aspectos que conforman tu ser. Y todo esto pasa por la vinculación entre la autoestima y tu cuerpo.

Relación entre tu autoestima y tu cuerpo

 

 

¿Si pudieras cambiar algo de tu cuerpo, qué sería?

Ésta fue la pregunta que realizó una agencia de publicidad a un grupo de padres y a sus hijos de entre 4 y nueve años de edad.

Como resultado, las respuestas de casi todos los adultos fueron del tipo: “Mi nariz, está un poco curvada”. “Mis caderas son anchas”. “Mis piernas son grandes”. “Mis labios son demasiado finos”. “Me gustaría tener más estatura”. “Me sobran kilos”.

En cambio, un grupo de niños dijo que se sentían bien como eran y que no querían cambiar nada de ellos. Otro grupo dijo que sí, que querían cambiar alguna parte de su cuerpo y sus respuestas fueron del tipo: “quiero las patas de un caballo”, “las alas de un águila”, “la cola de una sirena”.

Estas respuestas parecen extrañas pero probablemente, los niños del experimento anterior querían tener colas de sirena para bucear en la profundidad del mar, alas de águila para volar en libertad y las patas de un caballo para galopar con la fuerza del viento. 

 

 

¿Cómo te relacionas con tu cuerpo?

Puede que solo prestes atención a tu cuerpo cuando lo sientes cansado, enfermo, envejecido… y se te olvida que siempre te acompaña, que no estás separado de él y que sus necesidades son las tuyas.

Para comprender a tu cuerpo y conectar con él te sugiero que te hagas unas preguntas:

¿Te ha cuidado desde que has nacido? ¿Cómo te ha acompañado a todos los lugares en los que has estado? ¿Cómo te ha dado placer? ¿Como te ha mantenido con vida?¿Cuidas tu cuerpo? ¿Lo alimentas adecuadamente? ¿Le das el ejercicio que necesita? ¿Lo curas cuando enferma? ¿Lo mimas? ¿Lo maltratas?¿Criticas a tu cuerpo?, ¿Te avergüenzas de él? ¿Te gustaría tener otro cuerpo?

Practica la amabilidad con tu cuerpo

Te sugiero que practiques la amabilidad con tu cuerpo y por esta razón es importante que te relaciones con él como lo haces como con un amigo: Piensa en un buen amigo, en alguien cercano a quien quieras, ¿qué haces con esa persona? ¿cómo te sientes con ella? Si tu cuerpo fuese un amigo incondicional, ¿como le cuidarías? ¿cómo le tratarías?, ¿le tratarías de manera diferente a como lo estás haciendo ahora?

Imagina que vas a dedicar un día entero a cuidar de tu cuerpo como si fuese ese buen amigo al que tanto quieres. Imagina que  deseas mostrarle tu afecto durante todo el día, que vas a mostrarle amabilidad, que vas a escuchar y a atender sus necesidades.

¿Cómo te sentirías si hicieses esto durante un día ? Probablemente sentirás menos estrés, más placer y relajación. Quizá también te  des cuenta de que tratar bien a tu cuerpo es tratarte bien a ti mismo. Tu estas en tu cuerpo.

 

Tu cuerpo cuida de ti, cuídalo. Sin condiciones.

Te propongo que cultives las siguientes actitudes para cuidar y querer a tu cuerpo:

  • No es un adorno, deja de observarlo y comienza a disfrutar de él. Tú eres tu cuerpo: baila, salta, descálzate, túmbate en el suelo. Siente con todo tu cuerpo.
  • Aunque lo encuentres feo, cuídalo. Trátalo como algo vivo, que respira. Regálale ejercicio, paseos, comida deliciosa y saludable, personas que le llenen, sexo, lecturas interesantes.
  • Utiliza cada gramo de comida para nutrirle. Tu cuerpo te lleva  donde deseas.
  • Vístete para expresarte, para divertirte, para embellecerte. No para esconderte.
  • Relaciónate con tu cuerpo de forma natural, acepta tu desnudez. Siéntete.
  • Intenta poco a poco dejar de hacerle daño, deja de herirle, insultarle, agredirle.
  • Encuentra las partes que más te gusten y resáltalas. Cuida y mima las que no aceptes.

Y finalmente desaprende la belleza obligatoria:  Obsérvate en libertad y descubrirás tu belleza

Aquí te he dejado algunas maneras de relacionar la autoestima con tu cuerpo, probablemente a ti se te ocurrirán muchas más. Si por alguna razón crees que tienes problemas de en este ámbito y te gustaría comenzar un tratamiento para la autoestima puedes ponerte en contacto conmigo.