¿Quién no ha dejado de hacer algo simplemente porque no tenía confianza en que iba a lograr un resultado exitoso?

¿Quién no ha pospuesto alguna tarea por temor a no “hacerla bien”?

¿Quién no ha sentido en algún momento de su vida el miedo a fracasar?

Si tu inseguridad no conseguir los objetivos que te has propuesto, si tu miedo al fracaso es moderado, puede que te sirva de acicate y por eso mismo te puede ayudad a progresar, a perfeccionar tus competencias y a desarrollar nuevas estrategias que te sirvan de palanca para el logro de tus propósitos.

Pero si es muy agudo y consideras que un posible fracaso es algo intolerable, la presión para  evitar ese sufrimiento emocional provoca una actitud de “no hacer” que a la larga impide el desarrollo personal.

Uno de los miedos más incapacitantes es el miedo a fracasar

 

¿Qué es fracasar?

 

El fracaso es un concepto ambiguo y muy a menudo cargado de subjetividad.

Una búsqueda rápida de su significado nos lleva a definiciones tales como “no tener éxito”, “tener un resultado adverso”, “no llegar a buen fin”, “frustrarse”.

Estas definiciones nos sugieren que fracasar es un concepto abierto y sobre todo subjetivo.

Ante el hecho de no lograr aquello que te has propuesto puedes colocarte frente a dos perspectivas diferentes:

Puedes situarte en un plano negativo y probatorio de tu falta de idoneidad, o puedes verlo como experiencia que te ofrece una oportunidad para crecer.

Tú eliges.

 

 

 

Posibles causas del miedo al fracaso

 

Con frecuencia, encubre otros temores tales como el miedo a decepcionar, a la crítica social, a la pérdida de estatus… emociones que suelen ocultar una falta de auto-confianza.

Este temor puede proceder de experiencias en las que no se ha logrado el resultado esperado.

Vivencias se quedan ancladas en la memoria emocional y reaparecen cargadas de energía reactiva negativa cada vez que se tiene que afrontar una situación que se evalúa como complicada.

Es frecuente en personas que se han desarrollado en ambientes con normas rígidas y estrictas; también en aquellas que han crecido en un entorno educativo, familiar o escolar protector y perfeccionista.

 

 

Algunas actitudes psicológicas que mantienen el miedo al fracaso

 

  • Expectativas no realistas: El proponerse objetivos innecesariamente elevados coloca lo que se va logrando bajo una perspectiva no realista que minimiza e infravalora la trascendencia de los pequeños progresos que llevan hacia nuestra meta.

 

  • Autocrítica. Una excesiva y parcial autocrítica, enfocada subjetivamente hacia los errores, genera inseguridad  y condiciona negativamente la manera de afrontar los retos.

 

  • Perfeccionismo. El proponerse resultados perfectos e inamovibles provoca una sensación de fracaso crónico, ya que nunca se llega a sentir satisfacción con aquello que se consigue.

 

  • Baja tolerancia a la frustración. Aceptar las emociones dolorosas cuando se plantean dificultades es fundamental para avanzar y conseguir los propósitos.

 

  • Reconocimiento social. Dar una importancia excesiva a la opinión de los demás conlleva eludir situaciones en las que se puedan recibir críticas u opiniones negativas.

 

Hay situaciones vitales que parecen complicadas y en las que resulta difícil no sentir miedo al fracaso.

A menudo el hecho de comprender las experiencias negativas que te han influido o las creencias en las que se apoya tu inseguridad son un buen recurso para que puedas afrontar esta actitud limitante y que no te reste oportunidades.

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