El sentimiento de soledad es inherente al ser humano. Todos en algún momento de nuestras vidas lo hemos experimentado de una forma u otra. Los seres humanos somos sociales por naturaleza y necesitamos el contacto y la comunicación con otras personas en nuestro día a día. Cuando esto falla, el sentimiento de soledad puede instaurarse en nuestras vidas.
Para mantener un buen equilibrio psicológico es necesario disfrutar de relaciones interpersonales que nos aporten bienestar y seguridad. Si por alguna razón comenzarmos a aislarnos, esto nos puede traer consecuencias psicológicas negativas en nuestra vida.
El sentimiento de soledad
No es lo mismo estar solo que sentirse solo. Alguien puede estar rodeado de gente y sin embargo sentirse solo. Por el contrario alguien puede estar solo físicamente y sin embargo no experimentar el sentimiento de soledad.
Por esta razón cuando hablamos de soledad emocional nos estamos refieriendo a un estado mental independiente de la realidad que nos rodea. En este sentido podríamos hacer una analogía entre la soledad emocional y un estado de ansiedad que nos hace sentir miedo con independencia de que exista o no un peligro real que nos amenace.
La soledad emocional está muy relacionada con sentimientos de tristeza, inseguridad y la sensación de que no somos comprendidos por las personas que nos rodean. Si nos sentimos desvinculados de las personas que tenemos a nuestro alrededor, ya sea a nivel de gustos, valores o preferencias, podemos llegar a sentirnos solos.
¿Es peligrosa la soledad? ¿Tienes algún riesgo?
Al igual que ocurre con cualquier emoción negativa, no existe ningún riesgo inherente por el hecho de sentirla y experimentarla. El problema podrá surgir dependiéndo de cuál sea nuestra manera de actuar y nuestro comportamiento a partir de esa sensación, es decir, será nuestra conducta la que marcará la gravedad del problema.
En este sentido también podemos hacer una analogía con la depresión. Cuando una persona se siente deprimida, lo normal es que no le apetezca hacer determinadas actividades con las que antes disfrutaba, y por lo tanto deje de hacerlas de manera progresiva. Al actuar de esta manera y dejar de lado esos reforzadores positivos, va entrando en un círculo vicioso del que cada vez le resulta más complicado salir.
Con el sentimiento de soledad ocurre algo parecido. Se trata de un sentimiento que puede traer consigo emociones de tristeza, angustia o ansiedad. Todo ello puede perjudicar nuestra autoestima y hacer mella en nuestra motivación. Como consecuencia de todo ello podemos perder el interés en el desarrollo de nuevas actividades (al igual que ocurría con la depresión) que nos permitirían conocer personas más acordes a nuestros gustos e intereres.
Por lo tanto, podemos decir que el riesgo de la soledad reside en la capacidad que tiene de hacernos actuar en contra de nuestros valores y e intereses. Si permitimos que el sentimiendo de soledad «contamine» el resto de esferas de nuestra vida, correremos el riesgo de hacer que nuestra vida se reduzca y quede limitada.
Debilitamiento del sistema inmunológico
Además de los riesgos que comentábamos anteriormente al realizar una analogía con la depresión, existen distintos estudios que han relacionado el sentimiento de soledad con el debilitamiento del sistema inmunológico.
En este sentido se ha demostrado que las personas que se sienten solas producen una mayor cantidad de proteínas vinculadas a la inflamación y a diversas enfermedades como Alzheimer, artritis o incluso diabetes.
Otros estudios vinculan el sentimiento de soledad con una menor esperanza de vida además de necesitar una recuperación más larga ante determinadas intervenciones quirúrjicas.
Cómo lidiar con el sentimiento de soledad
Dótalo de un significado
Diversas circunstancias de la vida nos pueden llevar en un momento determinado a experimentar sentimientos de soledad. Es importante que cuando lleguen estos sentimientos no luchemos por evitarlos ni apartarlos de nuestras vidas.
Al contrario, podemos abrazarlos, aceptarlos y vivirlos con armonía y serenidad dotándoles de un significado que nos permita visualizar el futuro con optimismo e ilusión.
La soledad nos ofrece la oportunidad de tener más tiempo para nosotros mismos, de redescubrirnos y volver a escribir esa hoja de ruta que es nuestra vida mediante el estableciendo de nuevas metas y objetivos.
Establece una actitud proactiva
Mediante una actitud proactiva logramos minimizar el riesgo de la desmotivación y la disminución de actividades que comentábamos anteriormente. En este sentido es importante invertir una parte de nuestro tiempo en establecer relaciones con las personas. Una buena manera de lograrlo es apuntarnos a cursos o actividades de nuestro interés. Hoy en día, gracias a internet y las redes sociales, disponemos de muchísimas oportunidades de hacerlo.
Si por alguna razón crees que los sentimientos de soledad están limitando tu vida y te cuesta mucho trabajo hacerles frente, la mejor opción es que consultes con un psicólogo que te enseñará las herramientas necesarias para que aprendas a gestionar estas emociones.