A priori podríamos llegar a pensar que las relaciones tóxicas son aquellas que se circunscriben al ámbito de las relaciones de pareja o incluso a algunas relaciones familiares. Sin embargo en el entorno laboral también se pueden dar los ingredientes necesarios para que una relación laboral llegue a etiquetarse como tóxica.

 

¿En qué consiste una relación laboral tóxica?

¿Alguna vez has llorado en la oficina? ¿Sientes que nada de lo que haces es valorado por tus jefes o por tus compañeros? ¿No le ves futuro a tu puesto de trabajo ni te ves a ti mismo trabajando a largo plazo en la misma empresa? ¿Vas al trabajo cada mañana sin alegría ni ilusión?

Si has respondido que sí a alguna de las preguntas anteriores, es posible que estés viviendo una relación laboral tóxica.

Muchas personas deciden cambiar de trabajo como consecuencia de sufrir malas experiencias dentro de su empresa. El problema ocurre cuando estas experiencias no se limitan al entorno laboral y se extrapolan a otros ámbitos de la vida llegando a afectar a las relaciones familiares y sociales del trabajador.

En estos casos el estado de salud también puede verse afectado y la persona que sufre estos problemas puede llegar a desarrollar síntomas como estrés, inseguridad, problemas de autoestima e incluso insomnio.

Cuando una persona se encuentra viviendo una relación tóxica en el trabajo, cree que la única solución posible es encontrar un nuevo trabajo donde pueda disfrutar de un mejor ambiente, sin embargo carece de la fortaleza necesaria para abandonar su trabajo.

 

Encuentra la raíz del problema

Para solucionar cualquier tipo de problema, un paso necesario e importante es encontrar el origen y la raiz del mismo. Esto también se cumple en el ámbito laboral. Si crees que te encuentras en una relación laboral tóxica, conviene que te preguntes a qué se debe. El origen del problema puede encontrarse en distintos lugares:

 

En ti mismo

Es posible que tu desmotivación y tu falta de ánimo cada día al asistir a la oficina se deba únicamente a que te has cansado del trabajo. Desempeñar cada día las mismas funciones no te llena y te deprimes cuando piensas en los años que aún tienes por delante haciendo lo mismo.

Abandonar el trabajo podría ser una solución pero tienes demasiadas responsabilidades (económicas y familiares) para atreverte a dar ese paso tan arriesgado.

Una posible solución es intentar hablar con tus superiores para solicitar un cambio en tus tareas. Si esto no es posible porque se trata de un trabajo con funciones demasiados rígidas, siempre puedes intentar diseñar un «plan b laboral» en tu tiempo libre, ya sea formándote para un nuevo puesto de trabajo, estudianto para una oposición, aprendiendo una nueva habilidad, etc.

 

En tus jefes/compañeros

Aquí entramos en un ámbito un poco más delicado. Si consideras que tus jefes o compañeros no te tratan con el respeto que te mereces, te ningunean, te dejan de lado, no te hacen partícipe de determinada información ni cuentan contigo para determinadas actividades, es posible que estés sufriendo una situación de mobbing o acoso laboral.

La solución aquí está clara, debes denunciar la situación para que cese de manera inmediata. Ante una situación de mobbing, tienes todas las de ganar.

 

En la relación de comunicación

También existe la posibilidad de que el problema no se encuentre ni en ti mismo ni en tus compañeros o jefes. Es posible que simplemente exista un problema de comunicación dentro de la empresa que produzca una serie malentendidos de manera frecuente y que acabe minando el ánimo de cualquier trabajador.

En este punto la asertividad es tu gran aliada. Practicar la asertividad es una herramienta fantástica para cualquier ámbito de tu vida. Y mucho más cuando interactuamos en un entorno laboral en el que hay que marcar los límites y manifestar nuestra opinión pero siempre de un modo repetuoso y no agresivo.

Si algo no nos gusta y no disponemos de las habilidades necesarias para comunicarlo, existen grandes probabilidades de que la situación siga repitiéndose. Si aún así no conseguimos que las cosas cambien y que la relación funcione, siempre podemos marcharnos, pero si se trata de un trabajo que nos gusta y nos llena, es necesario intentar mejorar la situación y quedarnos.

Como puedes observar, existen distintos ámbitos donde puede estar la raiz del problema. Si crees que estás sufriendo una relación laboral tóxica debes tratar de encontrar cuál es el origen del problema para atajarlo de manera inmediata.

En algunos casos podrás ver la solución de manera clara, sin embargo en otras ocasiones es posible que los árboles no te dejen ver el bosque. En ese caso puede buscar a un psicólogo especialista en problemas laborales que te dará las herramientas necesarias para que salgas de esa situación (o simplemente modifiques su contexto) de manera inmediata.