A lo largo de la historia de la humanidad se ha construido una imagen de la masculinidad muy alejada de la realidad que conduce a relaciones desiguales y que puede llegar a convertirse en una fuente de problemas. Hablamos de el hombre poderoso, que no llora, que debe proveer a su familia y protegerla. Esta imagen no se ajusta a la realidad y evita que se produzca la tan ansiada igualdad.
Las nuevas masculinidades
Las nuevas masculinidades también se conocen por el nombre de masculinidades alternativas y pretenden reescribir los roles de género establecidos y adquiridos socialmente a lo largo de siglos de historia
Uno de los principales objetivos de la nueva masculinidad es poner fin a la violencia de género dejando de lado el mito del hombre violento, además de acabar con cualquier forma de machismo tanto en la sociedad como en las relaciones de pareja.
La nueva masculinidad contribuye al establecimiento de relaciones de pareja más sanas y equilibradas donde ambos miembros de la relación comparten la responsabilidad económica, emocional o de crianza.
Veamos a continuación cuáles son las principales características de la nueva masculinidad en el contexto de una relación de pareja.
Características de la nueva masculinidad
Igualdad
La igualdad apuesta por las relaciones entre iguales en lugar de las relaciones de poder o superioridad. En una relación ambos miembros de la pareja trabajan desde la misma posición con un objetivo en común que es mantener el equilibrio de la relación. Se trata de relación basadas en una relación horizontal en lugar de en una vertical.
No a la agresividad
Cualquier tipo de agresividad es rechazado por la nueva masculinidad. La violencia machista, el acoso o los comentarios sexistas no tienen cabida en una relación de pareja basada en la nueva masculinidad.
Mundo interior
La masculinidad tradicional se ha basado en la proyección de una imagen exterior competitiva, ambiciosa y centrada en el desarrollo de la carrera profesional. Todo ello a costa de descuidar las emociones, los sentimientos y el desarrollo personal. En la nueva masculinidad se persigue encontrar un equilibrio entre los logros externos y el desarrollo y felicidad interna.
De poco sirve alcanzar un gran estatus profesional si por dentro te sigues sintiendo vacío. La nueva masculinidad ha logrado comprender esta idea para tomar decisiones que trabajen en los dos sentidos: hacia el exterior y hacia el interior. De esta manera en una relación de pareja se buscarán soluciones que no favorezcan exclusivamente el aspecto económico sino que también se tendrá en cuenta el cuidado y bienestar familiar.
Colaboración frente a competitividad
El rol masculino tradicional ha estado basado en la competitividad. Este aspecto se ha potenciado desde la niñez con el objetivo de alcanzar un gran estatus laboral o social.
La nueva masculinidad busca la colaboración entre semjantes en detrimento de la competitividad.
El hombre no debe sentir vergüenza por pedir ayuda ni miedo a reconocer su falta de capacidades o aptitudes ante determinadas situaciones. En una relación de pareja la colaboración sana entre ambos integrantes permite que la relación avance con paso firme.
Fin a los roles de género
Existen infinidad de roles de género que tenemos interiorizados y en ocasiones no resultar sencillo ser conscientes de ellos. Tradicionalmente se ha identificado la masculinidad como lo opuesto a la feminidad, es decir, los hombres no lloran ni tienen que mostrar públicamente sus sentimientos ni emociones. Además el cuidado y crianza de los niños recae exclusivamente en las mujeres.
La nueva masculinidad pone fin a estos roles de género y, gracias a ello, en una relación de pareja el hombre puede disfrutar mucho más de su paternidad de lo que la ha podido disfrutar tradicionalmente.
Mitos sobre la nueva masculinidad
A pesar de todo lo dicho, a día de hoy continúa habiendo mucha desinformación, mitos y creencias erróneas sobre lo que representa la nueva masculinidad.
Uno de los mitos más extendidos es que la nueva masculinidad pretende acabar con la idea de hombre, cuando en realidad lo que se pretende es que cada hombre disponga de la libertad necesaria para poder elegir libremente cómo se quiere expresar, huyendo de estereotipos que a día de hoy ya han quedado obsoletos.
No existe una única manera de ser hombre, ni ser hombre debe ser lo opuesto a ser mujer. Cada hombre puede asumir su propia masculinidad y contar con la libertad necesaria para encontrar su propio camino en base a su propia personalidad y valores personales. Cualquier opción que elija es siempre igual de válida.
En este sentido el machismo no afecta únicamente a las mujeres, ya que una sociedad machista basada en el rol tradicional de hombre también afectará a hombres que no se sientan identificados ni cómodos con dicho rol.