Enfrentarnos a nuestro día a día acompañados de inseguridad emocional puede suponer una gran carga. La falta de confianza y la sensación de incapacidad y vulnerabilidad hacia nosotros mismos puede suponer una gran barrera para lograr nuestros objetivos vitales y conseguir la autorrealización personal.

En este post vamos a profundizar un poco más en este concepto, además de ver cuáles son sus causas, síntomas y tratamiento.

 

¿Qué es la inseguridad emocional?

La inseguridad emocional se define como una sensación de nerviosismo o temeridad asociado a multitud de contextos, lo cual desencadena una percepción de vulnerabilidad e inestabilidad que amenaza la propia autoimagen o el yo.

Una persona con inseguridad emocional duda constantemente de sus propias capacidades y sentimientos. Esta duda provoca por una parte la parálisis ante la incapacidad de tomar decisiones importantes sobre su vida y también la necesidad casi obsesiva de depender de la validación de otras personas para alcanzar tranquilidad y seguridad.

 

¿Cuáles son sus causas?

De forma general podemos decir que las causa de la inseguridad emocional son aprendidas, es decir, ciertos acontecimientos que han ido ocurriendo a lo largo de nuestra vida (como por ejemplo ciertos tipo de educación, como una educación autoritaria o la sobreprotección de los padres) son los que acaban forjando en alguien esta manera temerosa de enfrentarse al mundo. 

Aunque no todo se basa únicamente en las experiencias, también hay algunas personas con más predisposición que otras a sufrir inseguridad emocional. En este sentido, algunos rasgos de la personalidad, como por ejemplo la introversión, hacen más probable que aparezca la inseguridad emocional.

 

Síntomas de la inseguridad emocional

Conocer los síntomas de la inseguridad emocional nos permite identificarlos y ser conscientes de que podemos necesitar ayuda. Veamos cuáles son los síntomas más comunes de la inseguridad emocional:

  • Incapacidad de tomar decisiones importantes sobre su propia vida.
  • Parálisis y ganas de huir ante determinadas situaciones.
  • Timidez en la relación con otras personas.
  • Sentir vulnerabilidad ante otras personas o situaciones.
  • Paranoia (en algunos casos) que lleva a la creencia de que los demás solo pretenden burlarse de nosotros.
  • Agresividad: Sería la contrapartida de la timidez, pero en ambos casos se trata de un mecanismo de protección.
  • Arrogancia o exceso de ego: Al igual que la agresividad, también podría darse como mecanismo de protección.
  • Cierta tendencia al perfeccionismo y la competitividad.
  • Presencia de desconfianza hacia ellos mismos.
  • Necesidad constante de mostrar sus logros y recibir felicitaciones para sentirse válidos y capaces.

 

Cómo gestionar la inseguridad emocional

La buena noticia es que es posible hacer disminuir esta inseguridad y duda constante hacia nosotros mismos. Para ello debemos ser muy conscientes de nuestros propias actos y pensamientos y dejar de hacer algunas cosas como:

Aceptar que somos un conjunto de debilidades y fortalezas. Habrá cosas que hagamos con facilidad de forma natural y otras que quizá nos resulten un poco más complicadas. Pero en realidad eres un conjunto de ambas, y ni las fortalezas ni las debilidades te definen.

No convertir las críticas en algo personal. Muchas de las críticas que recibimos en nuestra vida, sobre todo si provienen de personas a las que les importamos, tendrán un carácter constructivo. Si te las tomas como algo personal perderás la maravillosa oportunidad de aprender de ellas y poder seguir avanzando y mejorando en el camino de conseguir tus objetivos.

Abandona la creencia de que debes de ser perfecto en todo.  Esta es una creencia que te provoca parálisis ya que te impide dar un paso sin tener la certeza absoluta de que va a ser la mejor decisión. Como consecuencia de ello, necesitas la valoración y opinión externa para tomar decisiones.

Deja de buscar la opinión de los demás. Cuanto más buscas la aprobación de los demás, más refuerzas esta conducta y, por tanto, la necesidad de tener que seguir recurriendo a los demás para cada pequeña decisión en tu vida. Comienza a decidir las cosas por ti mismo, ya que solo pueden suceder dos cosas: o aciertas o aprendes. Es complicado aprender de tus propios errores cuando tus acciones se han pasado en las opiniones o sugerencias de los demás.

Valora cada avance y éxito, por pequeño que sea. Las personas con inseguridad emocional tienden a pensar que sus éxitos o logros, por pequeños que sean, son fruto de la suerte o del azar y por tanto no los valoran como es debido. Es necesario pararte a disfrutar cada pequeño logro que hayas realizado en el camino hacia tus objetivos.

Si a pesar de estos pequeños consejos sientes que no consigues avanzar, lo mejor es contar con el apoyo de un psicólogo especializado que pueda evaluar tu problema y ofrecerte el tratamiento más adecuado a tu situación.