Todos recordaremos el año 2020 como el año en que la humanidad se enfrentó a la pandemia del Coronavirus. A día de hoy aún no somos conscientes de las repercusiones económicas, sociales y psicológicas que esta situación va a traer una vez que todo pase.
Lo que sí que tenemos claro es que nada va a ser igual, y habrá un antes y un después en nuestra manera de entender el mundo.
Durante estos dias de confinamiento y aislamiento, es posible que hayan surgido en nosotros una serie de emociones como el miedo, la ansiedad y la incertidumbre. Estas emociones son perfectamente adaptativas ya que nos preparan para enfrentarnos a lo desconocido. Sin embargo el carácter novedoso de esta situación hace que el nivel de estas emociones probablemente sea más elevado de lo normal.
En este artículo voy a explicar cuál es la función de estas emociones y qué podemos hacer para intentar gestionarlas de la mejor manera posible durante el tiempo que dure toda esta situación.
El miedo y la ansiedad
Durante estos días es normal sentir miedo por nuestra salud e integridad física y por la de las personas que nos importan. El miedo y la ansiedad cumplen una función adaptativa muy clara: preparar nuestro organismo ante un posible peligro o amenaza.
Sin embargo, en un momento en que no podemos hacer nada salvo quedarnos en casa, es normal que este miedo se enquiste en nosotros y nos acompañe durante más tiempo del necesario.
Lo primero que debemos hacer es normalizar el hecho de sentir estas emociones en este preciso momento. Es normal sentir miedo y ansiedad y no debemos «luchar» por eliminar estas emociones de nuestro panorama actual. Es precisamente esta lucha, el «querer sentirse bien a la fuerza» lo que provoca que el sufrimiento sea mayor.
La incertidumbre
La incertidumbre es otra emoción que surge durante estos días que también está muy relacionada con el miedo. Sentimos incertidumbre por saber cuánto tiempo va a durar esta situación y cuánto tiempo vamos a estar sin ver a nuestros seres queridos.
También surge incertidumbre por saber si las medidas que estamos tomando son las adecuadas o hay algo más que podríamos estar haciendo. A ello hay que sumarle la incertidumbre por saber qué va a pasar en el futuro. ¿Habrá crisis económica? ¿Afectará a mi trabajo?
La falta de control
Aunque lo he dejado para el final, la falta de control es el pilar fundamental que provoca que surjan las emociones anteriores. Para disfrutar de un correcto equilibrio psicológico, el ser humano necesita sentir que tiene cierto control percibido sobre su propia vida.
Esto simplemente quiere decir que una persona necesita saber que es dueña «de las riendas de su propia vida», y que de alguna manera puede influir sobre su futuro a medio y largo plazo. Eso sí, siempre con un pequeño margen de flexibilidad que permita la integración de novedades o circunstancias inesperadas sin que su control percibido se vea afectado.
La situación provocada por el Coronavirus ha dado un giro tan radical a nuestras vidas y a nuestra manera de entender el mundo, que es perfectamente normal que nuestro control percibido se haya visto profundamente afectado.
A ello hay que sumarle una situación de aislamiento que prácticamente nadie hemos vivido con anterioridad y elimina de un plumazo el control que siempre hemos tenido sobre nuestra propia libertad de movimientos.
¿Qué puedes hacer para gestionar estas emociones?
Practica la meditación
Si me lees desde hace tiempo, sabrás que soy una firme defensora de las bondades y beneficios que la meditación, y en concreto el Mindfulness, puede traernos a nuestras vidas, sea cual sea la situación que estemos viviendo.
En este sentido, ser más conscientes de las emociones que estamos sintiendo es la clave para evitar que se magnifiquen y nos paralicen. A través de las prácticas meditativas del Mindfulness podemos «observar» nuestros pensamientos y emociones sin hacer nada para eliminarlos, dejándolos estar y consiguiendo estar más atentos al momento presente.
Además, cuando nos focalizamos en el aquí y ahora conseguimos eliminar la incertidumbre que surge como consecuencia de tener la mente constantemente anclada en el futuro. Malgastar tu energía tratando de imaginar un hipotético futuro en el que las cosas vuelvan a la normalidad es algo agotador desde un punto de vista psicológico.
Limita tu exposición a la información
La otra gran clave para mantener las emociones «a ralla» es hacer un esfuerzo intencional por limitar la información. Está claro que dada la situación actual es importante seguir las noticias y mantenerte informado de cualquier acontecimiento clave que pueda surgir durante estos días.
Sin embargo, y a diferencia de otras épocas de la historia, ahora tenemos a nuestro alcance a través de whatsapp o redes sociales un bombardeo constante e ilimitado de información que necesitamos aprender a dosificar a lo largo del día.
Si crees que necesitas ayuda o consejo para gestionar tus emociones durante estos días, no dudes en contactarme.