¿Qué es la autoestima?

La autoestima es la capacidad de aprecio y consideración que sentimos por nuestras propias cualidades. Son los sentimientos y pensamientos que generamos y con los que evaluamos tanto nuestra competencia como nuestra valía personal.

Gracias al desarrollo de la capacidad de sentirnos como personas valiosas, nos queremos y nos cuidamos y desde esa actitud nos podemos comprender y aceptar sin la necesidad de enjuiciarnos.

Nuestra autoestima se va desarrollando a lo largo de nuestra vida en función de cómo nos valoran las demás personas y de cómo consideramos nuestra propia actitud y comportamiento.

Una persona con la autoestima alta normalmente tiene facilidad para emprender relaciones interpersonales al tiempo que posee una actitud positiva de trabajo para lograr sus objetivos.

Las personas con una alta autoestima suelen ser personas independientes y con cierto grado de flexibilidad. Además, disfrutan enormemente con los nuevos retos y esto repercute de forma directa en el desarrollo de su capacidad creativa.

Por el contrario, las personas con baja autoestima no tienen confianza en sus fortalezas. Esto hace que difícilmente logren los objetivos que se proponen, y que tengan escasas habilidades sociales, lo que hace que ante un conflicto adopten una actitud de sumisión o de agresividad. Es habitual que tengan sentimientos de culpabilidad, o que les resulte muy complicado realizar críticas de forma constructiva.

 

¿Es posible desarrollar tu autoestima?

Podemos ir trabajando para desarrollar nuestra autoestima escuchando la voz de nuestro interior, es decir, nuestro diálogo interno.

Lo habitual en personas con la autoestima baja es que llenen sus pensamientos de contenidos negativos, de ideas muy generales creadas normalmente a partir de situaciones concretas.

Es importante que te des cuenta de cuál es tu diálogo interno, pues es lo que determina en gran medida lo que sientes y lo que haces. Prueba a permitirte fallar y equivocarte, y sobre todo, acepta las críticas desde la perspectiva del aprendizaje.

Piensa que no es necesario compararte con los demás ni buscar su aprobación. Por esa razón puedes plantearte tus propios objetivos, aquello que deseas realmente y por lo que estás dispuesto a luchar. Una vez que hayas conseguido esa meta soñada podrás enorgullecerte de tus resultados. No olvides que tanto tus fortalezas como tus debilidades son aquello que te hace especial.

Dirígete hacia ti desde el respeto y la amabilidad. Siente el placer por cada pequeño logro conseguido durante el camino y así obtendras la fortaleza y motivación necesaria para llegar al objetivo siguiente.

 

 El papel del autocuidado

El autocuidado ocupa un papel fundamental en el desarrollo y mantenimiento de nuestra autoestima. En ocasiones muchas personas no dedican la atención necesaria a atender sus propias necesidades y en cambio están centradas en las necesidades de las personas que les rodean.

Por supuesto que existen una serie de responsabilidades (laborales, familiares), que hemos ido adquiriendo a lo largo de los años y a las que debemos responder. Pero no por ello debemos olvidarnos de nosotros mismos durante el camino.

Debes tener en cuenta que solo si te cuidas a ti mismo podrás entonces cuidar de los demás.

Para finalizar vamos a proponer un sencillo ejercicio para mejorar la autoestima basado en el control del tiempo que empleas en atender tus propias necesidades.

 

Ejercicio de autocuidado

Para la realización de este ejercicio tan solo necesitas un calendario en el que ir apuntando el tiempo que has dedicado cada día de la semana a actividades que van a repercutir de forma directa en tu bienestar. En el siguiente listado puedes encontrar algunas de estas actividades a modo de ejemplo.

  • Hacer deporte
  • Comer de forma sana
  • Descansar lo suficiente
  • Quedar con alguien a tomar un café
  • Leer un libro
  • Salir a comer fuera
  • Hacer meditación
  • Ir al cine
  • Practicar un hobby
  • Darte un masaje
  • Ir a la peluquería
  • Ver una película o serie

Al finalizar la semana plantéate si has invertido suficiente tiempo en tu bienestar o por el contrario apenas has dedicado nada de tiempo a disfrutar de estas actividades placenteras.

En caso de que creas que ha sido insuficiente, el paso siguiente es plantear las citas en el calendario con antelación. Es decir, antes de que comience la semana debes apuntar en el calendario los momentos de cada día que te vas a dedicar a ti y las actividades concretas con su horario que vas a realizar.

Debes tratar estas citas con la misma seriedad como si las estuvieras acordando con una tercera persona. De igual forma que no faltarías a un encuentro con alguien, tampoco debes faltar al encuentro contigo tu propia cita.

Solo cuando tengas la completa seguridad de que el tiempo que te has dedicado a ti ha sido suficiente y sientas que has “recargado las pilas”, es entonces cuando podrás dedicar tiempo y energía a cuidar de los demás.