¿Qué es la flexibilidad cognitiva?

La flexibilidad cognitiva es una capacidad tremendamente útil que nos permite adaptar nuestro comportamiento y nuestros pensamientos a situaciones nuevas o inesperadas.

Este «reajuste» de la conducta puede hacer referencia tanto a la conducta o comportamiento visible como  a la conducta mental (los pensamientos y cogniciones que tenemos respecto a algo). Gracias a la flexibilidad cognitiva conseguimos adaptarnos mejor a una situación determinada para seguir alineados con nuestros objetivos.

 

Rigidez cognitiva: el lado opuesto

En el lado opuesto a la flexibilidad cognitiva encontramos la rigidez cognitiva, la cual nos imposibilita cambiar nuestras creencias o pensamientos cuando han demostrado ser poco útiles para nuestros intereses.

Una persona con poca flexibilidad cognitiva puede permanecer durante años anclada en un patrón de pensamiento o conducta que la conducen hacia la infelicidad. Por mucho que se esfuerce, su patrón de pensamiento habitual le impide valorar otras alternativas de actuación.

Además, la rigidez cognitiva es una característica común a numerosos trastornos como las obsesiones, la ansiedad o incluso la depresión.

 

Factores que influyen en la flexibilidad cognitiva

Aunque la flexibilidad cognitiva es algo que se puede aprender y potenciar (como veremos más adelante), sí que existen una serie de factores relacionados con nuestro aprendizaje, infancia y desarrollo. Estos factores influyen directamente en la flexibilidad cognitiva que hayamos ido desarrollando con el paso de los años.

Etapas primeras de desarrollo: Enseñar a los niños a ver un mismo problema desde diferentes perspectivas o puntos de vista es una herramienta fantástica para ayudarles a desarrollar y potenciar su flexibilidad cognitiva.

Un ejemplo en este sentido es enseñarles a clasificar objetos de diferente manera (la llamada «clasificación múltiple»). Gracias a esta técnica logran comprender que pueden existir varias soluciones, perfectamente válidas, para un mismo prblema.

Aprender de los demás: La familia es probablemente la principal fuente de aprendizaje que tenemos los seres humanos ya que pasamos una gran cantidad de horas en nuestros hogares con nuestros padres o hermanos. El grado de flexibilidad cognitiva que exista entre los padres influirá directamente en el grado de flexibilidad cognitiva que desarrollen sus hijos.

 

¿Cómo podemos potenciar nuestra flexibilidad cognitiva?

La buena noticia es que, independientemente del grado cognitiva que tengamos en este momento, existen técnicas y herramientas muy útiles que nos servirán para desarrollar esta capacidad.

 

Conviértete en el observador de tus pensamientos

Aprender a dar un «paso atrás» y observar nuestra mente desde el punto de vista del que observa, es una capacidad fantástica para no dejarnos llevar por patrones mentales inconscientes y casi automáticos que nos hacen seguir actuando o pensando de la misma manera sin cuestionarnos la posibilidad de escoger caminos alternativos.

La meditación, y más concretamente el Mindfulness o atención plena, es una herramienta muy útil que nos ayuda a ser más conscientes de nuestros pensamientos. Gracias a la atención plena podemos aprender a introducir un pequeño «espacio» que será esencial para romper el vínculo directo que se produce entre nuestros pensamientos y nuestra conducta.

Si entrenamos esta capacidad con cierta frecuencia, aumentaremos nuestras probabilidades de ser más flexibles ante determinadas conductas o pensamientos.

 

Sal de la rutina

Cuando permanecemos anclados en la rutina y en nuestra zona de confort durante años hacemos muy diícil el desarrollo de nuestra flexibilidad cognitiva. Para salir de este patrón puedes tratar de incorporar nuevos hábitos y actividades en tu día a día. También puedes encontrar nuevas maneras de hacer lo que ya venías haciendo.

Puedes intentar aprender un nuevo idioma o incluso apuntarte a clases para aprender a tocar ese instrumento con el que siempre has soñado. Hoy en día, con el desarrollo de internet y las nuevas tecnologías, existen un sinfin de posibilidades en forma de cursos que te permitirán aprender información sobre cualquier campo que te interese.

 

Haz ejercicio

Un cerebro sano es un cerebro oxigenado. Además el ejercicio favorece la química cerebral gracias a la estimulación de endorfinas o serotonina que contribuyen al desarrollo de la flexibilidad cognitiva.

 

Desarrolla tu creatividad 

La creatividad nos permite encontrar soluciones alternativas a cualquier tipo de problema. En este sentido la creatividad amplía nuestra perspectiva y convierte una mente rígida en una mente flexible dispuesta a aceptar otras alternativas.

Existen diferentes técnicas para desarrollar tu creatividad. Una de las más conocidas es el «pensamiento lateral». Este tipo de pensamiento fue desarrollado por Edward de Bono y consiste en intentar ver algo de manera no habitual. Su libro «Los 6 sombreros para pensar» es una lectura obligatoria para cualquier persona que esté en el camino de desarrollar su creatividad.

Si te has sentido identificado con algo de lo que has leído en este artículo y crees que tu poca flexibilidad cognitiva te causa infelicidad o te aleja de tus objetivos, no dudes en consultarme. Con unos pequeños ajustes lograremos alejar la rigidez de tu mente y te acercaremos un poquito más al bienestar.