En ocasiones podemos llegar a cometer el error de pensar que estamos aceptando algún hecho o situación cuando en realidad nos estamos resignando a ello. En este artículo voy a desarrollar ambos conceptos para que puedas comprender mejor cuáles son las similitudes y diferencias entre estos dos términos tan parecidos y que tanta confusión suelen producir.

 

Voluntad

Existen algunas diferencias cuando hablamos de voluntad. Por un lado la aceptación implica voluntad por aceptar, es un proceso consciente en el que la propia persona se está dando cuenta al llevarlo a cabo. Por el contrario la resignación se produce de manera más inconsciente y la consecuencia directa de ello es un aumento del sufrimiento.

Algunas vicisitudes de la vida nos pueden llevar a a abandonar, a sentirnos desmotivados y sin fuerzas para seguir hacia delante porque realmente no nos sentimos cómodos con nuestra realidad y queremos cambiarla. Eso es la resignación. Sin embargo la aceptación no busca cambiar nada, y gracias a ello se nos abren distintas posibilidades o caminos alternativos para seguir avanzando.

En este sentido, la oración de la serenidad cobra una importancia fundamental:

«Vida, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia»

 

Intención

La intención es clave en ambos conceptos. La intención de la aceptación no busca cambiar nada, simplemente observa la situación sin ningún tipo de juicios mediadores y la acepta en su totalidad. Por el contrario la intención de la resignación es cambiar la situación.

En ocasiones podemos llegar a cometer el error de querer aceptar algo para que el sufrimiento desaparezca. Y precisamente es ahí donde está el problema. Cuando aceptamos con un objetivo (que desaparezca el problema en este caso), en realidad no estamos aceptando de manera genuina, ya que cuando queremos que algo cambie o desaparezca es porque no lo aceptamos y queremos eliminarlo de nuestras vidas.

Esto es muy parecido a la intención paradójica que ocurre con la ansiedad. Algunas personas que tienen un problema de ansiedad tienden a aumentarlo porque precisamente todo aquello que hacen para eliminar la ansiedad provoca que la ansiedad se mantenga. Pongamos como ejemplo la ingesta de ansiolíticos, la persona toma estos medicamentos para que la ansiedad desaparezca, sin embargo si no «desaprende» este miedo y continúa recurriendo a los medicamentos como única solución terapéutica, la ansiedad se mantendrá.

Entre los muchos abordajes psicológicos de la ansiedad está la aceptación. Pero cuando hablamos de aceptación lo hacemos en todo su amplio sentido. Se trata de aceptar la ansiedad en su plenitud, con todas sus sensaciones desagradables y sin hacer nada por querer cambiarlas ni hacerlas desaparecer.

El problema surge cuando se le explica al paciente que para que la ansiedad desaparezca es necesario dejar de luchar con ella y aceptarla. El paciente comprende esta idea pero está tan acostumbrado a luchar contra la ansiedad que utiliza la aceptación como una nueva forma de lucha: acepta con el fin de que desaparezca. Y precisamente ocurre lo contrario: la ansiedad se mantiene porque no hay aceptación sino resignación.

 

Creatividad

La resignación nos ancla en el problema, nos hace seguir luchando contra él y nos impide vislumbrar caminos alternativos que harían nuestra vida más plena y por lo tanto nos harían ser más felices.

Por el contrario la aceptación implica desarrollar nuestra creatividad. Hemos vivido  una situación negativa que no podemos cambiar, por lo tanto lo mejor que podemos hacer es aceptarla y marcarnos nuevos objetivos.

Imagina a alguien que se ha quedado sin trabajo por algún conflicto con su jefe o compañeros. Es posible que esta persona pase meses resignada intentando cambiar algo que ya está fuera de su control. Toda esta lucha impide que vuelva a volcar su atención y creatividad para encontrar nuevas fuentes de ingresos o un trabajo que le llene más. La lucha y la resignación bloquean la creatividad y la motivación.

 

Un pequeño ejercicio para finalizar

Después de haber visto las diferencias entre aceptación y resignación seguro que tienes un poco más claros estos conceptos. Por esta razón me gustaría proponerte un pequeño y sencillo ejercicio con el que podrás practicar de ahora en adelante.

El ejercicio consiste en ser un poco más consciente de tus emociones cuando te enfrentes a algún problema que no puedes cambiar. Para por unos instantes y pregúntate si hay algo en tu interior que continúa deseando cambiarlo (eso sería resignación) o por el contrario lo has aceptado en su plenitud y no existe ningún esfuerzo consciente por cambiarlo.

La práctica de MIndfulness  te sirve de gran ayuda para transitar por todo este proceso de distinguir ente aceptación y resignación.